jueves, 14 de mayo de 2015





PROHIBIDO LEER A LEWIS CARROLL,
Diego Arboleda (autor) y Raúl Sagospe (ilustrador)


En 1932 se cumplió cien años del nacimiento de Lewis Carroll. Y ese mismo año se celebra en Nueva York un homenaje a Alice Liddell, la niña amiga de L. Carroll, en quien el autor se inspiró para crear el personaje de Alicia. Además, el escritor inglés le regaló el manuscrito del famoso libro, que por estrecheces económicas se vio obligada a vender. Entre otras muchas peripecias, este es el nudo argumental de la nueva novela de Diego Arboleda, una obra que ha recibido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2014.
Estamos ante un texto escrito no sólo con una fluidez narrativa encomiable, sino con aciertos estilísticos que hacen de la obra una muestra artística, pues a las situaciones jocosas hay que añadir los constantes juegos de palabras similares a los de Alicia en el País de las Maravillas: "Así que exportó poco e importó mucho, sin importarle qué productos importaba. De hecho, importaba cualquier cosa con tal de que fuera asiática. Y como no le importaba, Importaciones Importantes se arruinó" (p. 61).
Asistimos a una escritura desinhibida, donde aparte de cumplirse la función comunicativa, el aspecto lúdico del lenguaje está muy logrado, hecho que hace del acto lector una experiencia muy agradable. En ocasiones nos regala comentarios como este: "Probablemente todos sepáis lo que es una conversación, pero quizá no conozcáis lo que es una no-conversación. Una no-conversación no es lo mismo que un silencio. Un silencio es cuando nadie habla ni hace ruido. Una no-conversación es cuando nadie dice lo que quiere decir"  (p. 114).
Pero la novela en esencia nos cuenta el itinerario vital de una niña francesa,  Eugéne Chignon, quien acepta el papel de niñera en Nueva York para cuidar a Alice, cuyos padres le exigen a Eugéne que en su casa, aparte de enseñarle francés y ocuparse de su hija, debe tener claro que está prohibido hablar de Alicia en el País de la Maravillas.
Todos los personajes están trazados con pericia, aunque diría que sobresalen los padres de Alice (los señores Welrush), así como su excéntrico y entrañable tío, Timothy Stilt, y las dos niñas, Alice y Eugéne.

Y como es bueno recomendar un libro en el que uno cree, les invito a que se acerquen a la librería y regalen un ejemplar de Prohibido leer a Lewis Carroll a quien quiera saborear de nuevo el sabor de la infancia, porque como dice un personaje: "No está bien que nos engañen con las cosas que nos parecen importantes" (p. 152).

Julián Montesinos Ruiz

2 comentarios:

  1. Me leí este libro el verano pasado y me encató, gracias a un profesor muy simpático que lo encontró, porque sino no me lo podría haber comprado, así que ¡muchas gracias!

    PD: espero que te acuerdes de quien soy

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  2. Gracias a ti, Alba.
    Claro que me acuerdo.
    Gracias también por llegar a este blog.
    Que sigas leyendo y disfrutando.
    Un saludo.
    Julián.

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