PINTARÉ UN GRAFITI EN TU CORAZÓN,
Julián Montesinos Ruiz
Pocas veces el mundo de los
blogs habrá dado tanto de sí para la literatura como lo hace en las manos de
Julián Montesinos (Alicante, 1963) en esta novela de corte juvenil que publica
la editorial sevillana Edimáter. En ella, un profesor de instituto llamado Juan
Martínez decide crear un blog para sus alumnos de segundo de bachillerato, que
quiere convertir en un espacio cultural donde se intercambien ideas, se
fomenten iniciativas y se consoliden vínculos entre profesor y alumnos. Al
principio, la idea es mantenerlo dentro de unos cauces “académicos”, pero
pronto descubrirán todos que es imposible refrenar las pasiones y sentimientos.
Tanto uno como otros irán comentando detalles de sus vidas privadas: Guiomar y Álex,
por ejemplo, usarán ese ámbito virtual para hablar de amor; aflorarán las
confesiones de un chico cuyo padre está atrapado en las redes del alcohol; y el
propio Juan Martínez, el profesor (al que sus alumnos llaman Tejoqui), deslizará
en la Epágina 58 que sus abundantes lecturas juveniles “dieron como resultado,
cuando aún no tenía los treinta, mi primer libro de poemas, que fue publicado
por la Fundación José Luis Cano, de Algeciras”. No hay que indagar mucho en la
biografía de Julián Montesinos para descubrir que, a esa misma edad, obtuvo el
premio Bahía de poesía por su trabajo Paisajes y desconciertos, que fue
publicado por la citada fundación. No es el único detalle autobiográfico de la
novela, pero dejaré que sean los lectores quienes descubran los demás. Ese
blog, no obstante, es solamente uno de los centros neurálgicos de la novela,
porque a la vez que vamos leyendo los comentarios y entradas del mismo tenemos
la oportunidad de conocer el diario de Marcos, un chaval cuya madre va a ser
sometida a un durísimo tratamiento de quimioterapia. A través de los ojos de
Marcos iremos aproximándonos a su padre (un corresponsal de guerra que ha
viajado por medio mundo), a su abuela (que sufrió un pequeño derrame cerebral),
etc. Y el tercer núcleo narrativo tiene como eje al padre de Marcos, que está
planteándose abandonar su vida ambulatoria como reportero freelance para
establecerse al lado de su familia, que lo necesita ahora más que nunca. Padres
viajeros o borrachos, madres y abuelas que sufren enfermedades de gravedad,
profesores que atesoran sus propios conflictos, adolescentes que descubren los
altibajos iniciales del amor... Todo se conjuga maravillosamente en “una
especie de novela puzzle” (página 109) que el escritor alicantino redacta con
impecable destreza y con espléndido conocimiento del lenguaje y la psicología
juveniles.
Rubén Castillo Gallego
Guía didáctica y actividades en:
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