MATAR A UN RUISEÑOR, Harper Lee
Tras haber finalizado la obra Matar a un ruiseñor, sigo sin saber muy bien
por qué decidí leerme este libro. No pretendo parecer moralista, pero es la
simple realidad. Su título llevaba un tiempo rondando por mi cabeza y acepté el
reto de afrontarlo (he de admitir que ha logrado superar mis expectativas).
Por medio del mundo interior de Scout se plasman los tópicos del
racismo, la discriminación, la injusticia, entre otros, característicos de la sociedad sureña
estadounidense. Partiendo de la inocencia, Scout va descubriendo el crudo mundo
adulto.
Uno de los temas principales es la discriminación racial
representada por la figura de Thom. Este personaje me llamó la atención, no
porque desconociera el trato miserable que sufrían los negros en aquella época,
sino porque me recordó a nuestra sociedad actual.
Vivimos en un mundo que se autodenomina progresista y que es un
ejemplo del respeto y la tolerancia, pero en realidad no es así. El racismo, la
homofobia y muchas otras clases de odio (que a mi juicio son manifestaciones
despreciables) siguen vigentes en nuestro mundo.
Creo firmemente que debería ser una lectura obligatoria en la etapa
educativa de cualquier persona, ya que los valores que propugna (la amistad
entre etnias, la libertad, la igualdad, etc.) favorecen el desarrollo personal
de un individuo para poder vivir en sociedad.
Matar a un ruiseñor habla
de la segregación racial de la década de los años treinta. A través de este
libro podemos aprender un poco de la historia de Estados Unidos, al mismo
tiempo que nos permite reflexionar sobre el trato inhumano que refleja y sigue
reflejando nuestro mundo.
Te invito a que lo leas y lo disfrutes, quizá cambie tu forma de ver
el mundo.
Sofía Blasco, 1º de bachillerato F
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